lunes, 27 de enero de 2014

SOMOS POLVO


El enigma del destino humano, la historia por contar del libro de nuestra vida. Días de gloria, de miel; días funestos, de hiel. Sendas de futuro decapitadas por la oscuridad del presente, señales escondidas que son presagios de lo que está por venir.
Sucesos de la vida real capaces de suscitar emociones trágicas, luces que se apagan para siempre, soles que nunca volverán a brillar… La fuerza de una tragedia, tragedia que no se queda sólo en drama, sino que es un choque entre dos mundos. Noticias que mueven a compasión y espanto.
Llueve.
Lágrimas de metal de un Dios que siempre falla, que hace mártires a quienes ya son mártires. Lágrimas terrenales de golpes mortales de necesidad, de chapas arrugadas, de pertenencias mojadas, de encajes imposibles, de frustraciones custodiadas por los guardianes de la locura.
Miradas calcinadas de ocres tostados, miradas que se cruzan sin ver nada. Abrazos necesitados, caricias curativas, palabras que no se escuchan pero que llegan vitaminadas, latidos pausados de corazones heridos, ráfagas  glaciares intermitentes de viento que queman el corazón, pensamientos fugaces ardientes que hielan el alma.
Llueve.
Vacíos irrellenables que evocan las benditas y certeras palabras de Amado Nervo, para contárselas con voz dulce al oído a mi mujer y a mis hijos:
“Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.

Adolescente, joven, viejo: siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor.

En cuanto sepas que tienes delante de ti un tiempo baldío, ve a buscar amor.

No pienses: "Sufriré".

No pienses: "Me engañarán".

No pienses: "Dudaré".

Ve simplemente, diáfanamente, regocijadamente, en busca del amor.

¿Qué índole de amor? No importa: todo amor está lleno de excelencia y nobleza.

Ama como puedas, ama a quien puedas, ama todo lo que puedas... pero ama siempre.

No te preocupes de la finalidad de tu amor. Él lleva en sí mismo su finalidad.

No te juzgues incompleto porque no responden a tus ternuras: el amor lleva en sí mismo su propia plenitud.

Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor”.

Y estos fríos días de enero han dejado algunos huecos demasiado profundos y tal vez, también, demasiado oscuros.
Mi esfuerzo mental y mi esfuerzo emocional llevan guerreando varios días, necesito armonizarlos para que se firme la paz en mi batalla interior.
Con humildad y con paciencia lograré, a través de una mente clara, una voluntad firme que me ayude a superar la adversidad y que me convierta en una herramienta útil de ayuda para mi familia.

Llueve... en mis ojos.

Y mi ánimo me cuenta que diluvia en mi alma.


Muchísimas gracias a todos cuantos habéis mandado mensajes, habéis llamado por teléfono y habéis compartido tanto sufrimiento, porque ello nos mantiene en pie y nos ayuda a caminar. GRACIAS!!!!!