Aunque soy consciente de que mi opinión cabe en un sobre, me
voy a permitir explayarme acerca de cómo son tus libertades.
Tus libertades son de verticales ascendentes, de aires sin
espinas que acogen tu extendida e inmóvil presencia, tu silenciosa mirada, tu
latente mensaje de telas de afecto, tus grises hermosuras...
Tus libertades son como los bailes de una cobra real:
precisas, elegantes, de poderoso veneno... letales. Son libertades globosas,
solitarias, terminales, intensas, agradables… son pues eso, libertades.
Tus libertades tienen sus extremos en el cielo, no en tierra
firme, para que vueles alto, muy alto; para que te balancees en tu propio
infinito, con movimientos pendulares monocordes que salen de ti y vuelve a ti;
para que juegues con corrientes de aire que conspiren a favor y te lleven hasta
allá donde jamás nadie llegó; para que toques los picos de las estrellas y
desveles sus secretos; para que todos los astros se rindan a tu luz.
Tus libertades se componen de vuelos insubordinados,
atrevidos, desenfrenados; son vuelos al través, inclinados, marcando
perpendiculares ante Dios... vuelos con sensaciones gratificantes de identidad,
con visiones del mundo que convienen a tu insumisión. Son vuelos que asumen una
ideología y te inscriben a movimientos que articulan y legitiman tu franqueza.
Tus libertades son aires atmosféricos que te llevan como
nube móvil: suave, sin destino, anarquizando los azules que cobijan a la
humanidad; son agitaciones variables de ánimos que explosionan y multiplican tu
persona por trillones; son reflejos acristalados de luna llena en los lomos de los inmensos mares, dando vida, llevando una luz de esperanza allá donde hay oscuridad. Tus
libertades son así, son también mucho más, nada menos.
Tus libertades son como la rosa náutica, rosa de los
vientos, esfera de luna que duerme en el estanque del amor, círculo que engloba
los treinta y dos rumbos en los que se divide la vuelta del horizonte. Y es
que, tus libertades, se hacen eternas en cada fracción de tiempo, se renuevan y
vuelve a aspirar, porque tus libertades son apasionadas, incombustibles,
extensas e imprecisas ante la vista de quien trate de amarte mal.
Tus libertades son una síntesis de sensaciones, simultáneas
e ilocalizables, vaporosas, de ritmos desiguales, tendentes al optimismo, con
un punto de locura que nace de la cordura; tus libertades son rayos de sol
sobre tu piel, blancos e intangibles, que te hacen luminiscente ante los
oscuros de los adversos. Tus libertades son tal cual, como tú las sientes, pero
como nadie las ve... excepto yo.
Y es que tus libertades son un conjunto de creencias
extrañas contrarias a la razón, que huyen de supersticiones y potencian tu ser
alado. Te empujan hacia lejanías altas, difusas, imposibles de encontrar, pero
por eso, porque tus libertades son ilimitadas, no conocen techo. Claro, tus
libertades son inmanentes a tu esencia como Ser, por eso llegan antes que tú y
se van después de ti, son inabarcables.
Al fin y al cabo, tus libertades, mito o realidad, son eso,
son ritmos naturales de tu cuerpo que se adaptan al ritmo natural de la vida.
Suéltate el pelo y sé hada, no dejes nunca de brillar con
luz propia, sé eternamente estrella errante...
Anda préstame tus ojos, déjame tu mirada de capas
temporales, que yo también quiero tener una visión del mundo como la tuya.
Tus libertades son eso... y algo más.