Reconozco que la experiencia vivida en Portugal con las bragas ha abierto en mí una fascinación especial e irrefrenable por la ropa íntima femenina. Estas prendas dicen mucho del avance socioeconómico de un país. Creo que está casi demostrado técnicamente que el índice de progreso de una nación está estrechamente ligado al tamaño de las bragas que, en esa actualidad, usa su población femenina. Sí, así como suena. Que no se sorprenda nadie, pero las bragas deberían cotizar en bolsa. En serio.
Además, si analizamos detenidamente la tipología de braga y el contexto cronológico preciso de su uso, podemos comprobar cómo sus cambios son estructurales. En este caso, el tamaño, engloba la estructura, su composición y su diseño. La dimensión de las bragas, tiene la suficiente fuerza en sí misma como para marcar una época histórica en un país. Ahí es nada. ¡Rediós con las bragas! Las bragas de los ochenta, las bragas de los noventa, las bragas del nuevo milenio y del nuevo siglo XXI,... todas tiene personalidad jurídica propia. No conozco a nadie que, ante el visionado de unas bragas, no supiera acto seguido colocarlas en la década donde se produjo su uso. ¡Cielo Santo, con las bragas! Empiezo a pensar que por ahí podría venir la solución a la tremenda crisis económica que atravesamos. Los ministros y las ministras de economía de la Unión son torpes como el demonio. A ver si de una vez algún iluminado incluye en el orden del día de sus importantes reuniones el peso específico que las bragas poseen a nivel financiero.
Aquí se está demostrando, las bragas tienen un valor principal a nivel económico e histórico. Pero también encierran componentes afectivos inmensos. Las bragas que marcaron nuestro pasado nunca se olvidan, permanece su recuerdo fresco y codificado en el pozo de nuestra memoria. ¿Quién no recuerda aquella faja color carne que usaban las mujeres de mediana edad en la década de los ochenta y parte de los noventa? Una faja que se le caía a alguien de las manos y quedaba en el suelo de pie. Un trapo realmente seco, severo, huraño, adusto. Seamos sinceros, era una prenda para olvidar. Sin embargo, ahí está, presente en nuestro recuerdo. No se atrevían por aquel entonces a llamarlas reductoras, pero no por cobardía del fabricante, sino simple y llanamente porque no reducían nada. Al contrario, escondían las carnes sobrantes, pero de reducir nada de nada. Urgando en mi memoria puedo rescatar algunas imágenes realmente impactantes. Cuando una mujer se embuchaba en aquella faja, daba la impresión que se había envasado al vacío. Yo pasaba miedo cuando se trataba de alguien próximo, ya fuera amiga o familiar, en ese estado si alguien se caía sólo había dos posibles consecuencias: una, que quedara en posición flotante en el suelo y no pudiera levantarse; y dos, que pegara aquello un pepinazo de efectos impresibles e indeseables para todos. No se oyó nunca nada de esto, señal de que la faja no malogró a nadie. Y de verdad que no exagero, como pudiera parecer, sobre todo a quienes no llegaran a recordar tan insigne retal. Con decir que para calzarse una faja de esas, la mujer en cuestión, además de asirlas fuertemente por la parte superior mientras tiraba brutalmente de ellas hacia arriba, debía de hacer una sucesión rápida, persistente e incisiva de movimientos pendulares de cadera, mientras genuflexionaba ostensiblemente sus piernas. Y así la prenda iba trepando hacia su lugar de acople, dejando a su usuaria sin uñas y con las piernas enrojecidas por su recorrido. ¡Hay que ver, la fajita! Era dura como el mismísimo infierno. Pero ¿veis? Yo lo cuento con ternura, regresando a mi pasado, dándole a la faja un valor afectivo auténtico. De ahí el valor emocional de las bragas.
Bueno, pues, con este homenaje a las bragas, espero dar por zanjada ya mi preocupación por el tema. De verdad, no miento. En serio. Desde mi viaje a Portugal sólo bullen en mi cerebro pensamientos ligados a las bragas. En serio. De verdad, no miento.
4 comentarios:
Jaajajajjaja!!! es que no he podido reirme más en mi vida..... qué bueno Dios!! sólo me preocupa una cosa.. A ver si con tanto trabajo de campo para reflexionar sobre el tema alguna vecina no te tacha de fetichista...ándate con ojo!!!
Madrededios, Primi!! Pues si que te a marcado lo de las bragas... ja ja ja!! Oyes, mira lo he llegado yo a ver ¡¡unas bragas de lana!! Toma ya!! ja ja ja ja!! A ver si puedes ver el enlace... copia la url y pegala en la barra del navegador... ji ji ji ji...
http://thumbs.subefotos.com/6465c19577a88f87c04647f745554680o.jpg
Y por cierto, yo a principios de los 90 me fui a una corseteria de Cáceres y decidida a comprarme una fajita guapa, que no poseia yo tan preciada prenda.... Y bueno, la señora de la tienda me miró y de mala gana me dijo... "¿Pero para tí quieres la faja?" -Síí, conteste -"¿Y que talla tienes?" -36, respondí.- Pues no se fabrican de esa talla, la pequeña que hay es 38 y te la tendrias que poner con tirantes, porque se te caeria...
Mi gozo en un pozo... me quedé de chafada, en serio, todas mis amigas salian de botellón con su "faja constrictors", y para mi persona humana no habia, que tristeza!!! ja ja ja ja!!
Por cierto, sepa usted querido Primi que la moda es ciclica, que que de aqui a unos añitos ya verás como vuelve la moda de las bragas XXL y las fajas de pantaloncito en color carne.... ja ja ja ja!!
Mira que la pedazo reflexión que sobre bragas has realizado me ha convencido y he venido a darme cuenta de que efectivamente la crisis económica que venimos sufriendo de un tiempo a esta parte, tiene mucho pero mucho que ver con eso de que el tanga, que cada vez era más pequeñito, ha ido cediendo en favor del culotte que, quieras o no, requiere efectivamente de más tejido para su fabricación, coño! que va a ser cierto esto!. Por otra parte este blog se está convirtiendo en NO APTO para leer en el trabajo pues es tan desternillante que cualquiera que nos vea intentando contaner la risa y sucediendo lo que describes en tu reflexión, es decir que las fajas son incapaces de contener tanta carne y la intención es incapaz de contener tanta risa, de forma que explotamos en la mayoría de los casos... y los demás no lo entienden. Gracias por estos momentos
Publicar un comentario