Hay que saber aproximarse al ser humano para saber realmente cómo es, para conocer su verdadera condición. Se dice que cada persona es un mundo y, como tal, no podemos olvidar que hay mundos reales, mundos imaginarios, mundos catastróficos, mundos alegres, divertidos, felices. También existen mundos fantásticos llenos de hogueras y enamorados envueltos en mantas. Mundos hijos de puta, mundos de gloria, de banalidades, mundos que albergan lastre y miseria y mundos que ocultan esquinas oscuras con misterios truculentos. Algunos otros mundos no encuentran su lugar en el mundo.
Y dentro de cada uno de los mundos que representan a cada ser humano, comprobamos que hay otros mundos o, si se quiere, submundos. Podemos encontrarnos con submundos agradables, apetecibles y bondadosos que pertenecen a mundos insufribles y crueles; también nos topamos con submundos sangrientos, duros y violentos que forman parte de mundos claros y patentes, de gustos y placeres vehementes y de tranquilidades y quietudes mezcladas con palomas de paz con ramitas en sus picos. Otros submundos hay que son tranquilos, sosegados, llenos de luz y felicidad, pero son parte de mundos desapacibles, turbados y llenos de pasiones bajas.
Sin embargo, las personas con sus mundos y sus submundos, siempre se sienten parte del mundo al que no pertenecen. Y también creen hallarse en los submundos en los que verdaderamente no están.
Y siendo cada persona un mundo no entiendo por qué coños hay más mundos que personas.
Alguna gente lucha por su mundo y por el mundo de la persona que ama; otros luchan por sí mismos, es lo que les queda en el mundo, en su mundo. No obstante, a los mundos no les gusta ser luchados, de verdad. A las personas sí, les encanta que se batalle por ellas, que su conquista sea dura, cruenta, a muerte… que sean invadidas si hace falta, pero dejando víctimas. El mundo es más sano que las personas que lo habitan.
Por eso, invito a todo el mundo a que no busque su lugar en el mundo, sino más bien ha de buscar su mundo. Puede estar más o menos oculto, pero todo el mundo tiene un mundo.
No sé si con el calor que asola mi mundo estoy empezando a delirar o qué, por eso voy a ir finiquitando esta entrada, no sea que quede fuera del mundo. O puede que me pase a otro mundo disparatado e imprudente, un mundo en donde yo haya perdido la razón.
El mundo está loco… o yo. Oye, realmente no lo sé. Prometo que si encuentro un mundo de cordura enmendaré esta entrada.
Mundo, se os quiere.
3 comentarios:
Pero, tantos mundos hay?
Decía un tal Louis Armstrong "What a wonderful world!"
Genial, como siempre
Mundos y más mundos, y no se agotan,creados por cada ser, llenos de ilusiones, alegrías, tristezas y añoranzas de querer entrar y quedarse en mundos ajenos, es maravilloso conocer, visitar mundos diferentes ,nutre nuestra vida; de igual manera emocionarse con aquellos que conocen ,comparten e incluso deciden quedarse el de uno mísmo....
No es necesario que encuentres un mundo cuerdo, porque en tu mundo loco, y en esta entrada incluso delirante, se está muy bien, es fácil perderse entre tus letras.
Ese mundo loco hace especial tus palabras, te hace especial a tí.
Gracias por trasladarme a otros mundos
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