Se apodera de mí una intensa necesidad de belleza.
Duermo, sueño, despierto.
Y corro toda la vida para encontrarte. Atravieso las vastas estepas de tu ausencia y quedo varado en los eriales de tu lejanía, de tu presencia inalcanzable. Rompo mis piernas en los desiertos de mi ansiedad, no temo morir si no estás.
El crepúsculo se apodera de mi ánimo, temo ese ínfimo desfase que pueda anular para siempre la posibilidad de la perfección. El viento sopla fuerte, pero mi capacidad de lucha es superior y no llega a dominarme. Mi pasión me protege y me hace fuerte y mi fortaleza hará que mi carrera acabe en tus brazos.
Fuera de las regiones sensibles de tu ser, en el lejano Oeste de tu existencia, trato de metamorfosear el horror que me habita por el recuerdo de tu radiante sonrisa. Y el viento sigue soplando fuerte, está intentando mostrarse poderoso, como el sentimiento de un desalmado, pero conmigo no podrá.
Vuelvo a girar la cabeza hasta romper mi cuello.
Miro, añoro, lloro.
¿Por qué no estás? ¿Qué te empujó a marchar tan lejos? Siento una culpabilidad torturadora, mi cuerpo está abierto y mi sentimiento inerte, tan sólo aireado por la caída vertical que representa el abismo de todo cuanto me separa de ti.
Grito desesperado, pero la distancia me hace mudo, es como si hubieras diseñado contra mí una defensa fría, empujada por los temibles escuadrones de la glaciación afectiva. Luchar solo, delirar con la ira, escupir al amor, taparse con la sábana sucia del nunca más, ahogarse con palabras recordadas que explotan en mi mente y devastan mi cerebro.
Desde el pozo de mi impotencia, rompiendo las rejas de mi tristeza, esquivo las aguas y escapo del lodo, trepo los muros infranqueables de tu distancia para regalarte una mirada diagonal, una bella sonrisa de progresión geométrica, un gesto enamorador que sea el arquitecto del regreso.
Y termino abrazándome a la soledad.
Vivo, pienso, recuerdo.
Busco fotografías del pasado para ver qué pasó entonces, pero estas, como maldecidas por un embrujo, en lugar de aclararme nada, me devuelven preguntas de qué pasó después. Y, como ellas, maldita sea, tampoco tengo ninguna respuesta.
Y escribo cartas para poner en palabras todo cuanto siento. Cartas que meto en botellas de cristal, para lanzarlas al océano con la esperanza de que alguna llegue a quedar encallada en la bahía más sensible de tu corazón. Son cartas de amor, escritas con tinta verde. O tal vez sean las cartas que anuncian una muerte temprana y se quedan como legado de cómo amar a quien un día dejó de existir. También pueden ser cartas que se conviertan en un tratado en donde los seres humanos desentrañen cómo nace un sentimiento.
Porque así me despierto yo todos los días, como nace un sentimiento: casual, intrínseco, emocionado, expectante, sorpresivo, confuso… esperanzado. Porque en lo más profundo de mi ser, hay algo que me dice que jamás me podrás olvidar, que me sigues queriendo; porque sé que desde mi adversidad, te muestro lecciones de valor sustentadas por todo cuanto fuiste para mí; porque la utopía no tiene las puertas cerradas como lo imposible, que dijera Benedetti.
12 comentarios:
Precioso, muy bonito, si señor!!
Explico de nuevo: A cualquiera le gusta que le pongan cosas positivas y bonitas, sobre todo si es honestamente. En este blog los comentarios están abiertos, no hay veto alguna aunque puedo hacerlo. Se puede poner lo que le venga en gana a cada uno, pero no me gustan los anónimos, les tengo mucha aversión y generalmente se utilizan para ofender. Muchas gracias por el comentario, pero ruego se tome en consideración lo que digo.
Muy bonito lo que escribes,pero el sentimiento del amor desaparece con el tiempo,para aparecer otro nuevo.un beso.
Vaya encabezamiento, oye!! Una chica que tú quieres mucho... Quién será esa chica??
El sentimiento del amor yo creo que jamás desaparece: puede estar desactivado o activado, pero desaparecer sería imposible, no?
No me gustan los anónimos, pero gracias por leerme y molestarte en comentar algo, aunque insisto que se puede uno/a identificar y largar líbremente.
Un saludo!!!
huyyyyy, pues si yo no he sido jejejeje
No tener es lo que tiene.
Ya estamos con este tipo de anónimos que siempre digo!! Hala, venga, para opinar identificaros y luego poned lo que os dé la real gana, de verdad.
Tiene razón Pilar Montero!!!
Que bueno es saber expresar sentiminetos aunque sea a través de cartas y que complicado, a veces, manejar emociones. ambas cosas se te dan muy bien.Preciosa entrada!!
Que bueno es saber expresar sentimientos aunque sea a través de las cartas y que complicado, a veces, contolar emociones. Preciosa entrada!! Selene
Muchas gracias, Selene!! Te agradezco tus palabras, me gratifica que te guste. Sigue leyéndome y hazte seguidora del blog...
No tener es lo que tiene... no tener de nada es lo que tiene... no tener ni la dignidad de poder opinar sin miedo es lo que tiene...no tener ni identidad es lo que tiene...
Muy bien comentado!!! Un aplauso grande hasta romper las manos!!! Y como tener se tiene todo, ¿verdad Pili?
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