Me gustan los artistas que dejan su
ego y su orgullo en el camerino, los que son humildes de corazón, los que saben
apreciar a su público por valorar su trabajo, los que interactúan con la gente,
los que se acercan sin miedo, los que dan su mano y muestran una sonrisa de
conexión y agradecimiento.
Me encantan esos artistas que no
tienen el sentimiento de que se les debe la vida porque su trabajo guste, los
que donan y reparten, los que regalan su buen hacer, los que generalizan su
capacidad artística para compartir, para gozar, para disfrutar junto a, no sólo
para que otros admiren y encumbren su soberbia.
Admiro a los artistas que gozan con
lo que hacen, que sienten verdadera pasión por su trabajo y lo hacen notar, que
se muestran pletóricos cuando interaccionan con su público, que se entusiasman
cuando ven que sus creaciones llegan al corazón de la gente, que se emocionan
cuando ven emocionarse a sus seguidores con sus actuaciones.
Me agradan los artistas que ponen la
mano en el corazón cuando salen al escenario, que sufren sus canciones, que sonríen agradecidos al aplauso, aquéllos que se inclinan ante su
público, los que bajan su cabeza, los que lanzan besos sentidos desde su estrado, los que miran a los ojos del colectivo, los que saben lo que son y
por quién son lo que son.
Y es que me gustan, me encantan, admiro
y me agradan los artistas que, ante sus fans, ciñen con fuerza el micrófono y
miran al cielo agradeciendo a alguien las presencias que contempla, que
establece un diálogo con su público mientras canta, que cierra los ojos para
entregarse completamente, para dejarse el alma… para transformarse y sentir en su interior cada individualidad que vibra con él.
Amo a los artistas que no cosechan éxitos fugaces, que permanecen en el corazón de las gentes, que sus canciones fueron un día la banda sonora de millones de enamorados, que viven en el imaginario de la historia compartida de todo un país, que ven a su público desde un escenario, pero que lo mira desde sus pies.
En definitiva, que no sabía cómo decirlo, que me gustó, me gusta y me gustará eternamente Manolo Escobar.
Q.E.D.
Q.E.D.