Apenas un puñado de hojas secas envueltas en lodo, tiradas en la acequia que conduce las aguas llovedizas de las tormentas de mis recuerdos grises, oscuros.
Residuo de tu último otoño, resultado directo de la descomposición de tu vida, de la destrucción de tu naturaleza.
Me recuerda tu último suspiro.
Hoy camino por los bordes de la acequia buscando pensamientos que te regresen a mí, pero desde ese día también sé que mi memoria ha quedado tan destrozada como una ciudad en ruinas: llena de historias, pero inservible. Tal vez me aferro a una esperanza matada por la metralla de la distancia, por el regreso imposible, por una presencia no tangible que calienta demasiado a mi corazón…
Y me cito a mí mismo a un duelo a vida con tu ausencia, estéril combate de un enamorado desarmado por la fortaleza de tu muerte. Y me abrazo a la almohada en las noches interminables de insomnio, humedeciéndola con las lágrimas destructoras del recuerdo de tu leve y silenciosa risa... de aquella sonrisa pálida que anunciaba tu adiós.
Las tropas de la angustia bombardean mi existencia con sueños infieles, con cruzadas interminables de imágenes de tu cara asomando entre las flores. Tu rostro bordado por ramos y ramos de flores azules, de hojas ásperas y tallo con espinas, para no dejarte escurrir al más allá. Flores resplandecientes, de centro blanco y amarillo gafe, de sensaciones negativas, de convulsión perceptiva.
Es la última imagen física que tengo de ti, esa cara nívea, hermosa y densa como una luna llena sobre cielo limpio, rodeada de azules poéticos, penacho de pétalos irisados de múltiples azules, la planta del Nomeolvides, de base ancha y de punta estrecha, justamente como el dolor que siento desde que te fuiste.
Cara preciosa que ya no me mira, que un día yo besé, que nunca olvidaré; cara de luz única, solar, pentagrama sobre el que escribo la música más bella, la canción de los recuerdos, la composición del amor eterno, la melodía de un te quiero infinito, la nana de todo cuanto te amé...
Vacío estepario, inacabable, que rompe mi existencia y abre mi cuerpo, extensores imaginarios que me despellejan y consiguen separar mi cuerpo de mi alma. Mi interior siente un percutor constante de punta fina, que me llena de punzadas de ansiedad que no me dejan vivir. No hay nada que sacie mi profunda necesidad de tenerte, tal vez sólo mi propia desaparición, pero, ¿quién mantiene tu legado aquí? Es mi única razón para mantenerme en pie, para seguir caminando, para hacerme el vivo, para activar una sorisa exterior de lágrima interior.
El intransigente influjo solar, las señales del círculo del Sol; el radical frío del invierno, su seriedad, su sonrisa ausente; el balanceo de la primavera, los campos de flores variadas corridas por el aire; y la gravedad del otoño, su desquite de adornos que él considera superfluos, la desoladora imagen de rama denuda, seca... Estaciones que anuncian nuevas diferentes, todas ellas me sitúan en contextos distintos junto a ti: cuando conocí el sabor favorito de tus helados en verano, cuando descubrí los matices de tu pelo en invierno, cuando el otoño me mostró los tonos diamante de tu piel y cuando la primavera vino a chivar a mi corazón que tú serías la flor inmarcesible que adornaría mi vida para siempre.
Y pienso en las canciones que te emocionaban, las mismas que hoy no puedo escuchar, aquellas que siempre tarareabas mientras paseábamos tomados de la mano. Y el dolor se hace tan grande que casi puedo palparlo con las manos, pero ello no me autoriza a pedir el milagro de tu vuelta. Con la lágrima no me vale, quiero algo más. Tal vez morir e ir a reunirme contigo, volver a escuchar el timbre cálido de tu voz, a sentir el roce delicado de tus labios, a recibir tu mirada de grado máximo...
Aunque la desgracia no admite formas de acción razonables, desde la pureza del sentimiento y bajo los dictados de un corazón herido, debo supeditar mi pensamiento perturbado a la razón y la lógica de la realidad.
Acongojado, invadido por la pena, casi muerto de aflicción, continuaré con aquello que los dos nos empeñamos en construir. Jamás podré recomponer mi equilibrio, nunca llegaré ya a reconstruirme, pero merecerá la pena vivir sustentado por una huella que nada ni nadie podrá borrar jamás.
Pondré interés en mí, me cuidaré mucho, porque no dejaré que mueras en el único lugar que aún quedas viva: en mi interior.
Te estrecho mis manos, te mando un beso... espérame paciente hasta que volvamos a compartir lecho en nuestro común sueño eterno.
10 comentarios:
Es un poco triste, entiendo que expresas esos sentimientos que te ahogan cuando pierdes a alguien, cuando sabes que no hay milagro posible que te la devuelva y cuando la echas tanto de menos que parece que tu vida no tiene sentido.
Afortunadamente la vida todavía no me ha hecho pasar ese trago pero me quedo con las dos frases que más me han gustado.
- ...¿pero quién mantiene tu legado aquí?
-.... y no dejaré que mueras en el único lugar que aun quedas viva: en mi interior.
Son las más positivas y las más esperanzadoras. si no conseguimos mirar al frente con el pretexto que sea la vida no tendría sentido.
Es un poco triste, entiendo que expresas esos sentimientos que te ahogan cuando pierdes a alguien, cuando sabes que no hay milagro posible que te la devuelva y cuando la echas tanto de menos que parece que tu vida no tiene sentido.
Afortunadamente yo todavía no he tenido que pasar por ese trago pero me quedo con dos frases que me han encantado:
- ....¿pero quién mantiene tu legado aquí?
-.... y no dejaré que mueras en el único lugar que aun quedas viva: en mi interior.
Ya sé que son las más positivas y las más esperanzadoras pero si no conseguimos seguir adelante con el pretexto que sea nuestra vida no tendría sentido.
Si la finalidad del texto era encogernos el corazón, lo has conseguido.
Por favor, Nuria!!! Este comentario es de alta escuela, enormemente bueno!! Muchas gracias por sumar y por aportar calidad.
Efectivamente, haces un análisi impecable del significado de la entrada.
Gracias, de verdad!!
Menuda lluvia de sentimientos, buffff!!!!
Rocambolesco!!
Muchísimas gracias por leerme y por tu amable comentario, Selene!! Espero seguir viéndote por aquí!! Recibe un saludo!!!
Hay ausencias que duelen terriblemente sobre todo cuando junto a la persona ausente descubriste que otro mundo es posible.
Como siempre, un placer leerte.
Qué cortito, pero qué precioso comentario, de verdad!!! También cargado de razón, comulgo plenamente con lo que dices.
Muchas gracias por leerme y por molestarte a comentar, gracias de verdad por tu amabilidad.
Es precioso cómo desactivas la mecánica del olvido para poder continuar diciéndola con tus letras "te quiero"
Es precioso cómo desactivas la mecánica del olvido para poder continuar diciéndola con tus letras "te quiero"
Gracias Pandora por este comentario, pero convendrás conmigo que somos tan complejos y tan simples los seres humanos. Paradoja, pero cierto!!
Un gran saludo!!!
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